Puente romano de Mérida

Fecha publicación: 22-07-2022

En Mérida se conservan dos puentes romanos, uno sobre el Albarregas y otro que cruza el Guadiana. El segundo es el más importante y el que nos interesa en este pequeño artículo.

Breve historia:

El puente sobre el Guadiana es una importante obra de ingeniería civil con gran valor estratégico ya desde su misma construcción en las últimas décadas del siglo I, en la época imperial de Augusto. En origen, eran dos puentes que unían una isla central del cauce con las respectivas orillas. Al nombre romano del cauce, Anas se añadió posteriormente el prefijo árabe Guad (río) pasándose a denominar Guadanas, el actual Guadiana.

Uniendo los dos puentes, los romanos construyeron un enorme tajamar en forma de cuña para dividir en dos el flujo de la corriente fluvial. Su tamaño era tal que permitía la celebración sobre él de una feria de ganado. Gracias a esto se convirtió en un elemento de primer orden en la actividad comercial de la ciudad. Igualmente fue un punto estratégico en el transporte de mercancías al confluir en el mismo varias de las rutas principales del Oeste peninsular: Vía de la Plata, vía Lusitana, etc.

Esquema del tajamar del puente romano de Mérida
Esquema del tajamar - Puente de Mérida

Ya desde el momento de su construcción, este puente tuvo que soportar las consecuencias de las grandes crecidas tan propias del río Guadiana. En numerosas ocasiones ha sido necesario hacer reparaciones y remodelaciones que han alterado el aspecto original de la obra. La acumulación, a lo largo de los siglos, de estas modificaciones ha terminado por unir los dos puentes originales mediante un tercer tramo central. Aunque seguramente no fue la primera, tenemos una actuación documentada sobre el puente mediante una obra que efectuaron los visigodos en el año 483. Se conocen reparaciones de los siglos XIII, XV y XIX.

Por otra parte, hay registradas avenidas en 1603, las de 1823 y 1860 que ocasionaron desperfectos importantes. Los daños de las dos últimas se pudieron reparar en 1878.

Por desgracia, la agitada historia de esta magnífica obra, no sólo tuvo que soportar los envites de la naturaleza, también fue víctima de la acción humana. En el sg. IX, el emir cordobés Muhammad I destruyó una de sus pilas en un intento de perjudicar a la ciudad de Emerita Augusta. Más recientemente, durante la Guerra de la Independencia, los propios españoles destruyeron varios arcos para impedir el paso del ejército napoleónico.

Pero no todo ha sido negativo: en 1990, cuando se acometían obras de recuperación en los márgenes del río, se descubrieron tres arcos que habían permanecido ocultos hasta entonces.

En general, las diversas reparaciones y remodelaciones han respetado dentro de lo que cabe el estilo original de la construcción.

A pesar de todas las vicisitudes por las que ha transcurrido la vida de este magnífico puente, ha soportado el tránsito de personas y mercancías durante casi dos mil años. El día 10 de diciembre de 1991 se le otorgó su merecida constitutio que certificaba su licencia con honores, por la que pasó a ser de uso exclusivamente peatonal y ha encontrarse integrado en el conjunto arqueológico de Mérida, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO.

Vista general del puente romano de Mérida
Vista general del puente romano de Mérida

Características constructivas

En la actualidad se pueden diferenciar tres tramos. Un primer tramo de unos diez arcos en el que se conservan las características originales, un segundo tramo que comprende el centro del cauce y que es el que más daños ha sufrido a lo largo del tiempo. El tercer tramo es el que menos reparaciones ha necesitado porque en esta orilla del río el impacto de las crecidas estaba atenuado por la morfología del cauce.

Las pilas son cuadradas, de grandes dimensiones y aspecto macizo, propias del inicio de la época imperial, con tajamares circulares aguas arriba que ocupan toda la altura de las mismas. De los pilares arrancan arcos de medio punto. Los tímpanos entre arcos están perforados por vacíos rectangulares con arcos pequeños de medio punto que actuaban como aliviaderos para ayudar a desaguar los caudales que superaban la capacidad de los arcos mayores, lo que nos permite aventurar que sus constructores eran muy conscientes de a qué tipo de río de enfrentaban. De hecho, en la tercera zona del puente, los arcos permitían desaguar el caudal de avenida y, por tanto, no fue necesario construir vanos en los tímpanos.

La rasante del tablero no es totalmente horizontal como sería en origen, sino que aparece ligeramente hundida debido a un asentamiento del lecho fluvial.

Por último, cabe señalar que en época imperial existía una puerta (y quizás también un arco triunfal) adosada al puente como acceso a la ciudad.

Características técnicas

El puente tiene en la actualidad una longitud de 790 m, consta de 70 arcos y su tablero de eleva 12 m sobre el nivel medio del agua. Los pilares están apoyados directamente sobre el lecho del río, formado por rocas ígneas de grano grueso con algo más de un diez por ciento de cuarzo (diorita). Su núcleo es de opus cementicium, también conocido como “hormigón romano” y está revestido con sillares almohadillados de granito.

Detalle arco - Puente romano de Mérida
Detalle arco - Puente romano de Mérida

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