Teatro romano de Clunia Sulplicia
La Colonia Clunia Sulplicia fue un municipio romano, capital del convento jurídico Cluniensis que pertenecía a la provincia Tarraconense. Su esplendor comienza en la época de Tiberio, durante el primer tercio del siglo I d.C. La ciudad pervive en la época visigoda pero su importancia decae, no aparece en las fuentes escritas, no acuña moneda y el obispo se encuentra ahora en Uxama (Burgo de Osma). Debió desaparecer con la conquista musulmana.
El teatro, uno de los más importantes de la Península, se construiría durante el gobierno del emperador Tiberio. Es un edificio de grandes dimensiones, con un diámetro total de 102 metros, pudiendo albergar a unos 10.000 espectadores. Su planta es romana, pero la cávea fue construida al modo griego, aprovechando directamente el desnivel del terreno en la ladera de un cerro. Se conserva en su parte superior el graderío original, tallado directamente en la roca. El resto ha sido restituido, rellenando el volumen con tierra retenida por las nuevas gradas de madera.
La escena estaba constituida por dos pisos, soportados por columnas corintias. Como era habitual, tenía una profusa decoración con numerosas estatuas, una de ellas de tamaño superior al natural fue encontrada destruida en más de doscientos fragmentos. Restaurada en 2015, se pudo comprobar que se trataba de una escultura de la diosa Fortuna. La escena tenía varias puertas de acceso para el uso de los actores. Seguramente debido a la fuerte pendiente nunca se pensó construir el pórtico post escena, accediéndose a las localidades por la parte superior.
El teatro era conocido desde el siglo XVIII, periodo en el que se realizó un primer plano del mismo debido a que se conservan restos de la escena y las gradas excavadas en la roca de la cávea superior. En 1931 fue declarado todo el conjunto Bien de Interés Cultural. A principios de los años ochenta del siglo pasado el teatro era conocido, había sido excavado y se visitaba pero su estado no era el que ahora podemos observar, según se puede comprobar en la siguiente fotografía de 1981.
En 2010 se realizó una restauración muy completa restituyendo los volúmenes del graderío y restaurando parte de la escena. Se colocó una pasarela superior en el lugar donde terminaba el teatro, permitiendo visualizar todo el conjunto.
Por último en 2020 se ha vuelto a restaurar la escena, reponiendo copias de las basas y parte de los fustes de las columnas del piso inferior y consolidado las paredes conservadas. Se ha aprovechado esta última intervención para reconstruir el tablado del proscenio y levantar un espacio por debajo del nivel de la escena en su parte trasera. En ese lugar, que puede ser visitado, se ha dispuesto un anticuario para custodiar los materiales encontrados durante las excavaciones. Sobre él se ha construido una pasarela de madera para permitir el paso de los actores.
El conjunto ha quedado muy bien restaurado sin caer en exageraciones como en el caso del teatro de Sagunto, distinguiéndose perfectamente lo que ha sido consolidado y repuesto, pero sin alterar su estilo clásico. La desidia y el abandono, por desgracia bastante habituales, tampoco aparece aquí. Ha quedado un gran teatro monumental muy cuidado, situado en una zona elevada con amplias vistas, que no tiene nada que envidiar a otros más conocidos y en mejor estado de conservación.
Sólo queda destacar su buena acústica, lo que hace que durante el mes de agosto vuelva a ser utilizado para lo que fue creado, como sede de un festival de teatro.