El puente de Alcántara
Construido sobre el rio Tajo en las proximidades de la actual Alcántara, en la provincia de Cáceres, el puente de Alcántara es uno de los más hermosos e importantes ejemplos de la ingeniería civil romana. A pesar de ser más corto que el de Mérida y con menos arcos, es mucho más alto y sobre todo más impresionante. El conjunto se compone de tres partes bien diferenciadas: el puente, el arco de triunfo central y un pequeño templo de planta rectangular de 5,60 x 4,10 metros. Este edificio consta de escalinata, dos columnas toscanas, entablamento y frontón clásico. Una placa restaurada indica el nombre de su constructor y recuerda que el puente durará “lo que dure el mundo”:
FECIT DIVINA NOBILIS ARTE LACER
Cuando los ejércitos romanos conquistaron Hispania sabían que para dominar un país tan extenso era imprescindible disponer de una buena red de calzadas. Y donde hay carreteras necesariamente tiene que haber puentes, sobre todo con la orografía peninsular. Además sus construcciones debían ser grandiosas para impresionar a los pueblos sometidos.
Su construcción fue encomendada por el emperador Trajano al arquitecto Cayo Julio Lacer. Hizo una obra grandiosa, armónica y de gran belleza, no un simple puente para salvar el Tajo. Fue pagado con los impuestos que se impusieron a siete ciudades lusitanas y las obras tardaron muy pocos años en concluirse, entre el 104 y el 106 d.C. Es el puente romano más alto conocido, sus dimensiones son 194 m de largo, 8 m de anchura y 57,5 m de altura en su punto más elevado sobre el cauce. Es además el único puente romano de tablero horizontal.
Está edificado a base de sillares almohadillados de granito de 50 cm de tamaño medio, colocados a soga y tizón sin argamasa entre ellos. En los pilares los sillares están trabados entre sí con grapas metálicas para que soporten la descarga de los arcos con más eficacia. El tablero del puente está apoyado sobre seis arcos de medio punto soportados por cinco pilares cimentados directamente sobre la roca de pizarra por la que transcurre el cauce del Tajo en ese punto. Son todos de distinto tamaño, los mayores son los centrales con una anchura de 27,30 y 28 metros. Esta aparente falta de simetría está perfectamente estudiada para aprovechar el terreno. El puente no modifica de forma significativa la sección del cauce y la gran altura de los pilares está justificada por la necesidad de permitir el paso de las grandes avenidas del río.
Otra característica única de este puente es la existencia de un pequeño arco de triunfo de un solo vano situado entre los dos arcos centrales. Con los añadidos posteriores mide unos 13 m. de alto y 11,5 de ancho. Su vano es de unos 6 metros.
Ha sido muy restaurado a lo largo de los siglos, y sufrió la destrucción de un arco en la Guerra de la Independencia. Fue restaurado a mediados del siglo XIX durante el reinado de Isabel II, restituyéndose el arco de triunfo que había sido desmontado para evitar el derrumbe. Actualmente se encuentra en perfecto estado. Al construir la presa en los años sesenta del siglo XX se aprovechó para consolidar los pilares. Sigue abierto al tráfico rodado y su estructura es sólida pero, por motivos de conservación, el tráfico será eliminado cuando se termine de construir un nuevo puente.
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